La mayoría de los pacientes que consultan por primera vez con un hematólogo lo hacen por indicación de su médico tratante, quién con base en los resultados de los exámenes de sangre encuentra alguna anormalidad, o en la historia clínica se sugiere que se tienen alteraciones en el sistema sanguíneo o en el sistema linfático y que es mejor acudir con el especialista. Como fiebre, pérdida de peso, sudoraciones, fallas en la coagulación, sangrados, moretones repentinos o anemia sin causa aparente, ya que de no atenderse a tiempo el paciente puede desarrollar cuadros clínicos de gravedad.